viernes, 16 de diciembre de 2016

Cid Cabido/Copenhague... nuclear.


Cuando me enteré de que el tipo Cid Cabido había escrito, a cuatro manos, una cosa llamada Copenhague, me tuve que someter a tratamiento para me tranquilizarme; del tembleque, de las ganas que se me iban de las manos y se me subían a la cabeza de chorlito mientras daba tumbos por el pasillo de casa, mira que es largo, pensando en la bomba atómica…

¿En la qué?... Sí, carajo, en el uranio, el plutonio, la fisión nuclear y la misteriosa xuntanza, digo reunión, entre ¿el bien y el mal? ¿la moral y la infamia?, vaya titulares huecos, que tuvo lugar en Copenhague durante la 2ª Cosa Esa que todos dicen Guerra Mundial.

Me dije que Cid Cabido estaba tras la pista, presto a diseccionar qué se dijeron Niels Bohr y Werner Heisenberg en Copenhague cuando se citaron en 1941… y dispuesto a aclarar, por fin, qué fue que pasó entre ambas lumbreras en tiempos de hecatombe. Tras esa pista anda Jorge Volpi en su absorbente En busca de Klingsor, lo mismo que Amir Aczel en Las guerras del uranio, ya os lo he contado… y no son los únicos…

…que también está Michael Frayn con su obra de teatro Copenhagen, copión, mismo título… estrenada en 1998, creo… luego adaptada al cine en 2002… pero es que antes estaba:

El Copenhague de Cid Cabido y Andrés A. Vila, lo mismo que la anterior, obra teatral. Pero ésta no es de 1998, que es de 1992, y tiene un noqué que, por momentos, es una maravilla, una joya nuclear. La acción no transcurre en la capital danesa, pero sí están dos tipos reunidos que hablan, discuten, proponen y se tronzan… todo lleno de cierta verdad electrizante. La Pregunta sin respuesta, que es como muchos resumen el misterio que esconde la cita entre Bohr y Heisenberg, podría tener una solución en manos de Herren Cid y Vila.

Ahora bien… mientras Frayn disecciona dramáticamente la reunión de Bohr y Heisenberg y especula sobre qué se dijeron en 1941 ambos dos con la mujer del primero como testigo... Cabido y Vila, otros dos, se decantan por una Copenhague, comedia Evidencialista, según ellos mismos califican su obra. Comedia sí, pero muy seria, en el sentido no de aburrida sino de… tremenda. Y sin testigos. Por momentos pasa eso que pasa cuando un tipo como Cid se pone a escribir en un día de los buenos… que te da la risa de lo bien que toca.

Después de haber leído en un vira vira Copenhague, reunión de dos versión Cid y Vila... con ganas de más, me leo ahora el prólogo que acompaña al librajo y vuelvo a arrancar con la obra, que se hace demasiado corta.

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