martes, 24 de mayo de 2016

Mörike/Mozart de camino a Praga… y ven a Proust

Hay andamiajes que se te caen nada más ponerles un ojo encima, o soplarles…

El Ulises de James Joyce, estoy cansado de decirlo, pero insisto, complejos de uno, es el mejor ejemplo, el paradigma de ello: un manojo de flores mustias ya al nacer, repintadas por un pedante y presentado, el chusco conjunto, como original artístico… de risa.

Un día con ganas de trabajar cogí por banda a ciento veinte lectores fans acérrimos del Ulises… a todos les hice la misma pregunta: qué tipo de humor os gusta… casi todos me contestaron: el humor inteligente.

Pocas cosas identifican mejor y a mayor distancia a un tonto que esa respuesta… en serio.

Seguía con ganas de chollo así que pillé por banda a ciento cincuenta tipos a los que no nos gusta el Ulises… y éramos igual de tontos. Los extremos se tocan y las excepciones se compensan… de ahí la simiesca simetría que se da, por ejemplo, entre el conjunto (poco edificante) de la clase dirigente y el conjunto (mucho menos edificante, por más numeroso) de los electores, todos babosa y ciegamente convencidos de que su tribu es blanca y limpia, y las restantes, sucias y pardas… cavernícola, siniestro.

Bueno, paso a Proust. A Marcel Proust… Porque te lees el librajo de Eduard Mörike, el que lleva por título Mozart de camino a Praga… y, acto seguido, te pones en contacto con Proust, me refiero a personalmente, mediante requerimiento notarial, que la cosa es seria… para que te devuelva la pasta o el precio de la entrada… a ver, Herr Proust, que no es lo mismo que cante Brian Johnson a que lo haga Axl Rose, que me devuelvas la entrada, carajo, ya mismo.

Para leerse este Mozart de camino a Praga no hace falta mentalizarse, como cuando vamos obligados a una fiesta con gente diez veces más pedo que nosotros… no, no es necesario.

Como los prejuicios los tengo de saldo final de temporada, me olvido del aire ñoño que podría aparecérseme a las primeras de cambio en Mozart de camino a Praga, todo muy minué… y, sorpresa, resulta que a Herr Mörike le salió una cosa que cuidado con ella y que, por momentos, se adelanta a su tiempo… y atropella, se lleva por delante, creaciones que se dicen originalísimas de cierto autor muy posterior, le estará llegando ya el requerimiento: a él y a su magdalena… creaciones que te topas perfectamente perfiladas y desarrolladas tiempo ha por otros escritores como Eduard…

Ya lo sé… es de lo más habitual, cierto… pero no lo esperaba. En busca del tiempo perdido es una cosa inmensa e impactante, vaya ida de olla memorable… y, muchas veces, torpe y pobremente reducida a la anécdota de la magdalena… pues lo de la muffin, digo magdalena… leeros a Mörike y me diréis… que va a ser que no es sólo del Gachó Marcel la idea o recurso… thrombocid para la pupa.

Acabo de recibir la contestación del Monsieur Proust al requerimiento… me reta a un duelo. Quirillo, yo paso… le mando a Eduard Mörike y que sea lo que…

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