viernes, 5 de septiembre de 2014

Central Europa Central Vollmann

Sigo con los maratones iñakis, digo yanquis… El de William T punto Vollmann empieza con una dedicatoria “a la memoria de Danilo Kis, cuya obra maestra Una tumba para Boris Davidovich me hizo compañía durante años, mientras me preparaba para escribir este libro” El tiempo de preparación ya os digo yo que superó los dos lustros… William se lo leyó todito sobre la 2ª Cosa Esa, también sobre la segundaguerramundial, y se puso a parir el acontecimiento…

Por peso, volumen y otras consideraciones físicas hay que colocarlo con el estipendio de otros tipos de la misma cuna, estilo Gaddis, Wallace, Pynchon, DeLillo y demás maratonianos. Todos a trotar… ahora un poco de estiramientos, ahora a trotar.

Siguiendo con la descripción, después de la dedicatoria aparece una cita interesante “La mayoría de mis sinfonías son lápidas”, de Shostakovich… fuego!

Si hiciera recomendaciones, toma exceso, con Gaddis, Wallace y Pynchon, menos con DeLillo, habría que cortarse un poco, que no a todo el mundo gustan las mismas cosas y éstas, a lo mejor, son un poco estrafalarias de más… de ahí que diga que DeLillo menos, que de estrafalario tiene poco… será por eso que me gustan más los otros tres... otras...

Europa Central de estrafalaria nadita… pero mucho de apoteósica y para comérsela viva a cucharadas de miel. Una pasada el obús de Herr William T Vollmann. Impresionante… Supongo que eruditos e historiadores habrán puesto el grito en el cielo, eso sí, después de disfrutar como enanos leyéndola diez veces seguidas… Un remexido deslumbrante mezcla de detallado repaso histórico, amago de ficción, emisión en directo, pura lírica… y amén. Por no hablar de los personajes en los que se centra el gachó Vollmann… de los cuales, y a pesar de ser, con diferencia, al que más tiempo dedica, Shostakovich no es de los que más enganchan, que lo hace, y mucho, pero menos que otros… con los que te quedas atontado, y vengan Elena Konstantinovskaya, Anna Ajmatova, Friedrich Paulus, Kurt Gerstein, Andrei Vlasov… todos a horcajadas merodeando la frontera entre obediencias y traiciones en momentos que para qué hablar de ellos, tremebundos.

Así las cosas, parece que a Herr Vollmann los archiconvencidos de cualquiera de los bandos le interesan mucho menos que los indecisos o dubitativos, que estos sí que le van… Aunque varios de los convencidos, Roman Karmén (que anduvo por Compostela, entre muchas otras, filmando la guerra civil), Von Manstein o Hilde Benjamin (la Guillotina Roja) también salen que te cagas en el monumento Europa Central de William.

Si sabes algo de cualquiera de ellos, héroes y villanos según en qué barrio hagas la encuesta, el libro te va a dejar flipando y con ganas de más… si no sabes nada de ellos el libro te va a dejar alucinando, y con ganas de más. Brutal, acero inoxidable… Europa Central entero es impresionante, pero es que hay algunos capítulos que se salen, verdaderos relámpagos krieg, demenciales, hiperbáricos, totalmente insuperables, galvanizados... Un diez.

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