lunes, 19 de noviembre de 2012

Tom Wolfe... ignición

Estos últimos días asistí cariacontecido a la ruptura de la barrera del sonido, al desarrollo del proyecto Mercury, a la aparición de Sputniks, Gagarins, John Glenns y demás golpes en el pecho en plan lucha de bloques este-oeste, guerra fría y a ver quién la tiene más cósmica, si Uncle Sam o Tobaris Politburó…

Jopé con el documental que escribió nuestro Hombre en el meollo, Tom Wolfe… absorbente chupinazo con ciertos detalles de lo más técnico: alturas, potencias, órbitas, velocidades; y ciertos otros de lo más populoso: jolgorio de masas, rollo testosterónico, cazadoras de cuero, confeti en las calles de las ciudades, chicas descocadas y países enfrentados. El asunto gloriosamente documentado por escrito por TWolfe acaba con el propio final del proyecto Mercury… que, a partir de ahí, el Hombre en el meollo no nos cuenta más y hay que recurrir a la tele para ver lo de la llegada a la luna, la definitiva bajada de pantalones yanqui ante el indispensable Von Braun y sus acólitos de Peenemunde y demás sucesos escabrosos en pos del progreso y del interés general…

Al final, además de encantado con el libro, me quedé con una duda… Hay un leve tono patriotero tan como poco serio o hasta kitsch que no sé de qué va la cosa… teniendo buen concepto del Hombre en el meollo a la hora de que se ponga a escribir y le salgan sus libros cojonudos y bien hechos, no sé si estamos delante de un asunto de esos que hay que leer con segundas o no… no porque el tono ese sea bueno o malo, que me trae sin cuidado siempre que el librajo resulte decente, sino porque no pegaba, o no le salía bien, o chirriaba… y entonces sí que me descolocaba… un lío, vamos, por no decir que siempre que aparece de por medio la posibilidad de la ironía, las segundas intenciones y demás diluyentes de la intención, yo no me entero, como ya he reconocido en numerosas ocasiones…

Aunque lo anterior es por criticar algo, porque las cuatrocientas páginas del documental te succionan tan rápidamente que el libro te encanta, y esto de buscarle las cosquillas kitsch al autor y a su tono lo hago por revolverme un poco en plan finolis y enteradillo… y vuelvo sobre el rollo patriotero camp, que estoy pensando que en todo caso habría que reconocerle al Hombre en el meollo el hecho innovador, incuestionable y distante de utilizar el tono kitsch patriotero con ambos bloques este-oeste enfrentados en la carrera cósmica, porque así lo hace el gachó, cogeros el libro y veréis… y esto sí que es vanguard puro y duro… con lo que tenemos a un visionario, a un masoquista o a un topoporque la parte de la historia que Wolfe cuenta, básicamente hasta 1962, acaba siempre con la consabida victoria de Tobaris CCCP en la carrera espacial… o también esto debería leerse con segundas?... no sé... A ver, dónde carajo nació Tom?... entonces, a qué viene el tono del libro?... qué coño es un agente doble?... Houston?

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