viernes, 16 de septiembre de 2011

El cielo en llamas



Esta es una tremenda recopilación de cuentos, obra del escritor que lleva por apellido un Aeropuerto. También es munición de la buena para quien sienta por nuestros vecinos del Oeste, o Sur, según dónde estéis, cierta simpatía. Mejor munición, aún, para quien sienta por nuestros vecinos del Norte cierta antipatía.

Digamos que los franchutes tienen acaparado eso del modernismo literario. Con razón o sin ella, a nosotros nos importa poco. Y nos importa poco porque estamos hasta las mismísimas naringes, de que, caiga donde caiga nuestra lectora mirada, nos vengan siempre con la misma historia, con el mismo discurso… y es que parece que sólo en La France se escribieron novelitas modernas de cierto nivel en el paso del XIX al XX…

Sí, sí, sabedlo, todos esos literatos “malditos” gabachos, tan modernos ellos, algunos tan buenos escritores y otros tan malos, no cogerían nunca un avión con destino o salida en el aeropuerto de nuestro amigo. Porque nuestro amigo, el escritor con nombre de pista de aterrizaje, hay qué ver qué guiño futurista sin igual el suyo, puesto a moderno, puesto a simbolista, puesto a naturalista, constructivista o yoquéséista, puesto a eficaz en sus metáforas, puesto a decadente y vividor en sus acciones, puesto a virtuoso en su escritura, puesto a más adjetivo que sustantivo, puesto a me quedo en la superficie, que en el fondo ya están teutónicos otros, puesto a todo lo que vosotros queráis modernamente entre diecinueves y veintes, se sale, racha, fuera de concurso. Pero se sale de verdad, a lo bestia. No le llega con la pista de despegué, necesita otra. Le resulta tan fácil escribir modernamente, y le queda tan modernamente bien escribir de esa modernísima manera, que estoy seguro de que no se ha traducido su obra al francés. Y si se hizo, seguro que se hizo de manera chapucera y saboteadora, para así mantener intacta la grandeur

Todo ello muy modernamente… Ahora bien, no gustándoos leer modernamente, qué tíos tan empalagosos, qué superados están, si preferís otros yoquéséismos más sobrios o robustos, mejor dejad a Mário tranquilo. Porque os va a empalagar tanto que la glucosa acumulada en vuestros ojos no os va a dejar ver la mentada pista de aterrizaje. Aunque realmente yo probaría… porque Mário Aeropuerto tiene un punto. Os digo que hay muchas posibilidades de que os guste, aún en el caso de que, en vez de leer modernamente, leáis sin más, así como quien dice leer al desnudo, cosa que me gustaría conseguir algún día vestido… sin más, actualmente desnudo, pero vestido.

De las muchas maneras que hay de leer, la de leer actualmente desnudo, pero vestido, me interesa especialmente. Otras muchas ya las he practicado y no son para tanto. Acostado, sentado y de pie son tres variantes que domino a la perfección. De ellas prefiero sentado, sin duda alguna. También he practicado la lectura con los ojos abiertos, cerrados, de soslayo y hasta mirando descaradamente a cualquier otro sitio, menos al libro que cogía con las manos. Otras variantes, sin embargo, no he conseguido, ya no dominar, es que ni siquiera poner en práctica, pues, por muchas vueltas que le doy al asunto, no se me ocurre en qué pueden consistir estas... variantes de las que sí he oído a otros hablar. Gente que dice leer, y hasta escribir, de manera: ¿denunciadoramente? ¿socialmente?, ¿comprometidamente?, ¿coherentemente? ¿entérminosdepaísmente?, y un largo etcétera de chorradasmente

Pero no perdamos el hilo, que no es otro que eso de leer actualmente desnudo, pero vestido. Cuando sea capaz de dominar la técnica de que os hablo, voy a coger de la estantería un libro de un escritor que tengo catalogado como estupidísimo él, aunque sus libros, y éste en el que pienso en especial, son realmente insuperables. Gloriosos. Qué le vamos a hacer, así es la cosa. A pesar de ello, de parir libros impresionantes, este desorientado redomado, será para compensar tanto bueno con algo de bluff, no se cansa de propagar a los cuatro vientos sandeces mix de todo tipo. Entre ellas, una que me intriga sobremanera, pues dice nuestro estúpido amigo que él es un escritor objetivo, que hace literatura denuncia y comprometida y social y coherente y que escribe en términos de país ¿?… Leyendo como lo hago en la actualidad, a saber: sentado, espalda recta, ojos abiertos y mirando al libro cuyas páginas voy pasando a medida que las voy leyendo, yo soy incapaz de relacionar estos palabrajos tan modernista simbólico decadentes con los espectaculares libros del Sr. Desorientado. Por eso quiero probar a leerlos actualmente desnudo, pero vestido. A ver si así me entero de algo de lo que de sí mismo dice este fenómeno…

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