jueves, 7 de abril de 2011

Mil octavas



Hace unos años, de manera hasta grosera, se puso de moda la estupidez aquella del compañero de pupitre del famoso, babosada entonces protagonizada por el político/ triunfador/ presidente y el empresario/ triunfador/ superconsejerodelegado. Míralos qué chusquiños juntos de pantalón corto. Y venga no sé cuántos idiotas ensoñándose con el colegio aquel, con el ambiente aquel, los ojos chiribitas y qué maravilla ver a los ¿elegidos? ya en su más tierna infancia compartiendo canchas, cuadernos y genuflexiones. Cuando me topaba con aquella estampa, el Presi y el Dire, y sus estúpidos aduladores, siempre me acordaba de la esperpéntica pareja de compañeros de pupitre, a ver quién la supera, la obscena, extravagante e incomprensible dupla del genio pensante altruista y el guía dictador infame. También en pantalón corto, en su Austria natal, compartiendo cuadernos, maquinaciones y locuras. Buff. Y siempre pensaba que si estos dos, el altruista y el loco infame, hubieran coincidido en el patio con aquellos dos, los babosos, éstos, nuestros babosos, habrían llevado pañales hasta la mayoría de edad, pues, de sólo pensar en el patio del cole, se habrían hecho, sí o sí, pipí.


Y entonces a uno le viene a la cabeza la otra pareja, la de verdad, bofetadas por ir con ellos a clase, o, más bien, por faltar a ella. FrankZ, incalificable Electric DonQ. y Don Vliet compartían sinsentidos en el cole. Y el uno, además de muchas otras cosas que no sabemos, se quedaba absorto ante la caja registradora que Don Van Vliet tenía en la jarjanta. Un milagro de la naturaleza, mil octavas en la jorxa. Intentad calcular cuántos pianos, uno detrás de otro, le caben dentro. Qué digestiones, por favor. Y unido al milagro de garganta, encima bien afinada, a la locura del personaje, a la perturbadora mirada de jamao, al estudio de grabación, a los discos y actuaciones, lo que también tenemos es la certeza de que esta pareja, sin intención alguna, habría obligado a nuestros dos babosotes a llevar pañal (por el pipí de antes) y mandilón (por la baba que ahora cuelga de sus boquitas mal cerradas) hasta los veinte.

Veamos al Capitán Don Van Vliet en memorable actuación...


Jou, jou, jou, Jai, jai, jai... dijo el Capitán. Como los acerrimos de Captain Beefheart sólo toleran su periplo con la Magic Band, cargando las tintas contra los músicos de estudio que lo acompañan arriba, ahí va otra delicia de Don Van Vliet, ahora con His Magic Band. Para esta actuación Don se tragó unos cuantos pianos más que para la anterior: Jou, jou, jou, Tush, Tush...

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