jueves, 30 de abril de 2009

Qué cloaca (siguiente, por favor)

A raíz de la última entrega dedicada al Coloso Wallace, presa de la emoción, me descolgaba con una pedante y atrofiada promesa:

“Ya os anuncio que, ante lo bochornoso que resulta eso de criticar en otros lo mismo que se manifiesta en nosotros aún en mayor medida, me preparo para dedicarle una entrada a nuestra cultura (qué pedante osadía), que, a pesar de que es una camaleónica imitación del modelo imperante americano, básicamente solo es capaz de imitar lo que de vulgar, simplista y masificado caracteriza a dicho modelo, perdiéndose por el contrario lo mejor del mismo. En resumidas cuentas, lo peor del modelo americano se da aquí en mayores proporciones, tanto cualitativas como cuantitativas, que al otro lado del charco. Sin embargo, lo mejor de allá, aquí brilla por su ausencia… oxígeno, por favor.”

Ante tan presuntuosa majadería, claro ejemplo del contraproducente e impulsivo tirarpalante que sigo en esto del Diarioprueba, la cosa no pintaba nada bien. En qué berenjenales me había metido!!... Mejor sería olvidarse del asunto, que, por otro lado, desprende un insoportable tufo a absoluta frivolidad por mi parte.

A modo de inevitable penitencia por semejante chorrada me impuse la metafórica contrición de volver sobre mis pasos y martirizarme un poco ante el penoso panorama que el insigne comentario me ofrecía. Y mientras que con el recuerdo de lo dicho y escrito tenía la certeza de estar ante una evidente tontería, fue dedicarle un minuto estos días para tener clarísimo que me había quedado muy corto, no con lo de que fuera una tontería, sino con el comentario en sí. Realmente no pintamos nada...

Pensemos por un momento en la capacidad que ciertos individuos, profundos conocedores de la materia que sea (deporte, música, etc.), tienen para detectar en un momento la potencialidad del sujeto de que se trate. La claridad y seguridad con la que en dos segundos les oiremos sentenciar: éste vale o promete y éste otro no tiene nada que hacer o decir. Por no hablar del elevado grado de aciertos de estos cazatalentos. Si el sujeto a examinar fuese nuestra sociedad (agrupada en estado/s, nación/es, federación/es, según sensibilidades, pero en resumidas cuentas: entre los pirineos y Gibraltar y quitando Portugal) y la materia a examinar o valorar fuese nuestra capacidad/potencial artístico-creativo en general, oiríamos un estruendoso: siguiente, por favor. Como en el casting de OT.

Dejemos atrás glorias pasadas (sin duda apabullantes, como para sacar pecho) y chorradas del estilo de que el castellano es el motor de una comunidad de 400 millones de hablantes, de que somos un mega Lobby y no sé cuentas estupideces más. O que somos un crisol de nacionalidades históricas y sensibilidades diversas que nos convierten casi en un pueblo elegido y demás blablabla.

Sandeces. El nervio, la independencia, la libertad, el idealismo, la desprotección y ausencia de tutelajes a todos los niveles, y mil cosas más, fundamentales todas ellas para tener algo que decir, aquí no se dan ni por asomo. Es más, batimos records históricos en conservadurismo, entumecimiento e hiper- acomodación. Y esto con independencia de memeces del estilo de votar a la izquierda o a la derecha, o estar o no comprometidos con no sé qué causa o ONG. Simples auto justificaciones de poltrona, bagatelas insignificantes.

Pensemos que somos el director de casting del Operación Triunfo que busca la sociedad/colectividad/nación que prometa más a la hora de ser motor artístico/cultural (vaya estupidez, no hay duda, pero qué más da si es para darnos un poco de caña). Espesos nubarrones se ciernen ante nuestra candidatura… sospecho que el jurado nos va a tomar de coña:

- La media de edad de abandono del hogar paterno/materno deja a uno temblando. Así con todo, lo que más me acojona de esta tendencia rancia, retrógrada y endogámica, ya de por si clarificadora, es que la justificación de la misma sea económica (qué cinismo morrocotudo), aquí, en pleno primer mundo anegado de abundancia, cuando un chileno o un senegalés, un maorí o un camboyano, están a los dieciocho años fuera de casa viviendo “su” vida. Pa pegarse un tiro, vamos.

- El pánico total e irredento, miedo insuperable, a todo aquello que no sea la supra-comodidad económica, con la consubstancial sacralización del utilitarismo, de las oposiciones y de las subvenciones y subsidios, y el inevitable canje de criterios personales e individuales por dogmas partidarios y colectivos. Somos miedosos hasta la apoplejía cerebral.

- La metástasis político-pedigüeña que todo lo inunda, incluida la creación artística. Mal van las cosas cuando el arte vive de la subvención. Arte subvencionado: oxímoron de campeonato. (Si Borges o Wallace levantaran la cabeza, a esto del “arte subvencionado” le dedicarían uno de los mejores libros que uno pueda imaginar. Acto seguido los fusilarían. Por cierto, antes de matarse, DFWallace tuvo tiempo para explicarle a actorzuelos y cutredirectores que eso de “actuar con naturalidad” es otro chirriante oxímoron. De risa) Una cosa es la filantropía que determinados mecenas ejercen de manera gratuita y desinteresada, y cosa muy distinta es el subvencionismo del poder político, hambriento siempre de contrapartidas y servilismo, mecanismo de censura a veces subliminal y otras, burdo.

- El estado de bienestar, maravilloso sistema de adormecimiento colectivo en el que vivir es una maravilla, tiene grandes beneficios. Entre ellos, un sistema sanitario de lo más eficiente y altruista. Como debe ser. El caso es que el vigor creador de dichas sociedades se verá castrado por un interés superior: la salud pública. Esto que puede parecer una estupidez, no lo es tanto. Alterados/majaras de todo tipo han parido las mayores genialidades artísticas de la historia. Los mismos alterados que, en caso de que alguno de ellos anduviese entre nosotros, tendríamos bien encerraditos en Conxo, o empastillados hasta la coronilla, o con los servicios sociales prestos a incapacitarlos, etc., encomiable labor profiláctica en cuanto a criterios de salud pública, pero tremendamente contraproducente si pensamos en otras cosas.

- Resultado de todo lo anterior es una actitud ombliguista (folklórico-provinciana de exaltación de ciertas ensoñaciones de origen medieval), de perfil bajo, cutre-ceniza, inmovilista y vomitiva. En nuestro ambiente cultural, la norma, con bien pocas excepciones, son los Ramoncines de la SGAE, los cineastas y demás murga de chupópteros propolíticos, las grandes cúpulas Barceló, mamotretos millonarios con foto oficial de por medio, la exaltación de lo más paleto y rancio de nuestras distintas “sensibilidades históricas”, etc., etc. A Dalí nos lo encerrarían por onanista-fascista, a Picasso por machista-polígamo, a la Generación del 98 por depresivos-fatalistas-decadentes, al Equipo Crónica por filoamericanos, la Movida Madrileña, venga todos para el centro de desintoxicación y a metadona, los del 27 por activistas antisistema, Buñuel por loco de atar, Berlanga y Ciges por División Azul… qué penarama.

Los del jurado de OT (aquí a la izquierda), como bien os podéis imaginar, se han dormido del aburrimiento con la actuación de nuestros representantes artísticos: Siguiente, por favor. Cuando lleguen a casa, irán a Internet a bajarse alguna de Arrabal o de Paco Clavel antes de que los encierren en la Clínica Psiquiátrica…

martes, 21 de abril de 2009

Histerismo decibélico


Volumen, más volumen, bramaban los acólitos de varios madmen del panorama sonoro. Incluidos los de estos flamígeros Hellacopters, entre los que me incluyo. No hay duda de que determinados géneros musicales, bizarros y fibrosos, como mejor suenan es a altas horas de la madrugada, sometidos a lo que el Barón Rojo denominaba “volumen brutal” y después de haber deambulado varias horas por locales de todo tipo en los que machaconamente no hacen más que poner bazofia… en esas circunstancias, indiscutible hambruna musical, el efecto de oír un poco de música que haga honor a su nombre es de lo más excitante. A uno le cambia la cara y, según el grado de intoxicación etílica de que haga gala, representará un espectáculo más o menos vergonzoso de poses y gestos con los que acompañar los trallazos guitarreros de los madmen.

Reconociendo que en el anterior relato un 99% del mismo es una especie de panegírico adolescente, resultado de las exultantes experiencias que en incidentes como el de arriba todos hemos vivido (algo similar a lo que diría cualquier aficionado a los coches tras encender un Lamborghini Miura, un Ferrari 250 SWB o un Ford GT40), nos queda el 1% restante. Y este 1% restante ha sido sometido a estudio. Como estúpidamente se dice ahora, ha sido “testado” (chorrada de palabra). Hasta hace unos días, desconocedor absoluto del resultado que el “volumen brutal” produce en determinadas frecuencias, sí que tenía muy claro un dato: dos discos de Hellacopters suenan “peor” que los demás. En concreto “Supershitty to the max” y “Payin´the dues”. Entre ellos, el primero suena mucho “peor” que el segundo, que, aún así, suena “mal”. Y os pongo peor entre comillas, porque es un sonar “peor” que está “muy bien”. Realmente suenan como “oímos” la música a las cinco de la madrugada, bébedos y tras llevar ocho horas de reggetón entre pecho y espalda. En resumidas cuentas: de manera distorsionada, estridente, y nosotros aturdidos. Dicho efecto sonoro, aparte de ser el resultado de nuestra noctámbula subjetividad y de cómo la misma percibe la música en tales circunstancias, es también el resultado del efecto que el volumen decibélico brutal produce sobre determinadas frecuencias. Como os indicaba antes, dicho efecto ha sido testado. Y entre otros muchos datos incomprensibles y aterradores, el experimento dio en su momento un espantoso resultado que a los aturdidos Hellacopters dejó muy preocupados: los discos compactos, debido a su mayor calidad, evitaban las distorsiones que, a volúmenes considerables, parecían el alma del Rock and Roll. Trabajando sobre la misma gama de frecuencias, la diferencia en cuanto a la distorsión entre el Cd y el vinilo es evidente y palmaria (0.01% en el Cd frente al 2% del vinilo). Para unos el Cd suena mejor y el vinilo distorsiona demasiado. Para otros el Cd tiene un sonido frío mientras que el vinilo palpita y hasta tiene vida. A mi todo esto se me escapa, la verdad… Pero a los Hellacopters, no:

Aunque nuestros flamígeros amigos siguen publicando vinilos, lo cierto es que sus ventas mayoritarias son en Cds. Para solucionar el defecto en distorsiones y estridencias que ello supone, teniendo en cuenta el hecho de que cualquier comprador de sus Cds se estaba perdiendo “algo” casi vivo, Hellacopters buscaron una solución. Ni cortos ni perezosos grabaron parte de sus trabajos en Cd (mientras la compañía les permitió dicha frivolidad), reproduciendo las distorsiones y estridencias que percibimos claramente a las cinco de la mañana, a un volumen salvaje, y poseídos por cierta bruma perceptiva. Ya no hay que poner el ampli al diez para que un Cd distorsione ese mísero 0.01% mientras el vecino distorsiona nuestra faciana a fofetadas. Adquiriendo determinados Cds de los incendiarios Hellas (los dos que arriba os digo) obtendremos unas distorsiones a lo bestia desde el uno. En “Supershitty to the max” el asunto se les fue de las manos, llegaron al coma etílico y a la vomitona. Suena mal de verdad, confuso, retumbante, diarreico. Cuando lo compré me quedé confuso, retumbante y diarreico, encima las canciones no están bien. Sin embargo en “Payin´the dues” compensan con creces el fiasco anterior. El experimento sonoro les salió mucho mejor y las canciones están realmente bien. Espídicas, contundentes y rabiosas. La espectacular edición que conseguí online viene acompañada de un cd en directo igual de vehemente. La portada es memorable, la contraportada también. Y los 28 minutos de arrebatado histerismo decibélico-distorsionado son una verdadera pasada. Como estar en el Superfuzz hace unos años (ahora que pienso hace cuántos, prefiero no decirlo).

jueves, 16 de abril de 2009

Grandiosidad mecánica


Una coincidencia de esas que a un tarado como yo le podría hacer sentir más ombligo que nunca, me ha hecho sentir más ombligo que nunca. Patético.

Hay una peli que a Montse y a Ombligo Tarado nos gustó mucho: “Lost Highway”. …Pues al proyectil federal, digo sideral, también.

De entre muchas escenas realmente espectaculares, una es mi favorita. …Pues el Proyectil Wallace asistió a su rodaje (única y exclusivamente al de esa secuencia) tras recibir el encargo de una (utilizando sus palabras) “publicación chic de la Costa Este” de hacer un artículo sobre la película que David Lynch rodaba en aquellos momentos. Los encargos que las “publicaciones chic de la Costa Este” hacían a DFWallace debían acabar como el rosario de la aurora, incluidos abogados y demás drama de discusiones y desencuentros a la hora de interpretar en qué consistían realmente dichos encargos y si las parrafadas de más de cien páginas que DFW les presentaba se podían o no considerar como el resultado deseable y esperado a los mismos.

Los dos protagonistas estelares de la secuencia de marras son Mr. Eddy, un Mafioso para enmarcar (interpretado por el espectacular Robert Loggia) y su, más espectacular aún, Niño mimado: un Mercedes 450 SEL 6.9 (1975 - 1981, 6.814 cc, V8 y 286 cv/hp). Un pedazo de coche de esos que si tuviese presupuesto suficiente para combustible yo conduciría a diario, hasta para ir de la cama a la cocina por las mañanas (así nos va con el global warming, soy un impresentable no sostenible). En un pique totalmente surrealista con otro conductor, los ocupantes de Niño mimado lo exprimen un poco. Niño mimado responde que no veas. La tracción trasera y los 286 cv/hp hacen temer por la estabilidad de la californiana falla de San Andrés. Se palpa la sacudida. Extasiado ante un empuje barbárico sin igual (en una mole de dos mil kilos), ante semejante sinfonía de metal y viento, el Mafioso para enmarcar suelta el acorde definitivo: “grandiosidad mecánica”, filigrana que a mi me llevó, presa de la emoción, a consultar al día siguiente los precios del artefacto en www.mobile.de.

Lost Highway se mueve por los irregulares territorios de lo que te gusta mucho o no te gusta nada. Los argumentos pierden importancia y la ganan la estética y otras cosas que soy incapaz de definir o analizar pero que este tío sabe manejar. Y no resulta ni pretencioso ni aburrido como tantos otros que se mueven por estos lares. Patricia Arquette sale que es para morirse del empacho después de comérsela cruda (a ella) tras encerrarla en el cuarto oscuro y asustarla hasta los miolos con una epatante performance interpretativa en la que nuestras mejores muecas de loco-fanático-del-sexo-zoofílico se verán salpicadas por chorros de baba y demás sudoraciones hasta conseguir que nuestra ninfa claudique… La música lo mismo, también para comérnosla… incluidos Rammstein, a quienes no soportaba pero que en la peli resultan un verdadero trallazo. Niño mimado está espectacular y su dueño es un autentico “personaje”.

Junto con “Cabeza borradora” (¡memorable!!!) y “Ciertopelo azul” es la que mas nos gustó del jamao de Lynch.

miércoles, 15 de abril de 2009

Metasoluciones Pop


El otro día dejamos a Ceroalaizquierda con la pistola en la mano izquierda y la enciclopedia en la derecha. Si os fijáis bien en él lo veréis con los brazos extendidos, como quien está crucificado. En esa posición, ridículo, sudor y calambres son la misma cosa. Recordad que el pobre Ceroalaizquierda era un mar de dudas. Las dudas eran existenciales y el conjunto resulta un verdadero tobogán. Así no hay quien piense. A pesar de ello, Ceroalaizquierda sigue con su botulímica tendencia a la reflexión perogrullesca…

Su mundo se derrumba, sus para él resultonas y atractivas ideas sobre otros “ways of life” tiemblan ante dos agitadores elementos, discretos y persistentes. La consabida tendencia a la a) reflexión y la intuición de que su b) salud mental está en juego.

La reflexión le lleva ineludiblemente y por definición a profundizar en todo. Espíritu crítico y afán de ahondar en cuestiones de lo más intrascendentes que puede resultar absolutamente contraproducente y castrante. Qué lío.

En cuanto a su salud mental, destacado eufemismo de estos tiempos con el que edulcorar locuras, paranoias, melancolías, depresiones, esquizofrenias y un largo etcétera de palabrotas anatemizadas por las imperantes “Consciencias Light”, Ceroalaizquierda baraja la posibilidad de que el manicomio, como las cosas sigan así, no sería un “horizonte al que nunca se llega” sino que, mas bien, estaríamos ante la próxima escala de un proceso que empezó cuando a los diez años jugaba con las muñecas de su hermana y el calzado de su madre, siguió cuando en las fiestas del pueblo se quedaba en casa en vez de salir con la pandilla, pasó luego por soportar eso de que “al cine no voy a filosofar”, luego vino el “tu eres raro” y el consustancial descarrilamiento social y tras trompicones de todo genero y filiación nos encontramos con que corduras y locuras, “no puedo más” y sanatorios mentales no suenan a ciencia ficción para un alterado Ceroalaizquierda.

Pero puede haber una Metasolución Pop para semejante embrollo. “La Ciencia/Conocimiento Comparada/o”, fuente de saber basada en el estudio de los distintos enfoques, planteamientos y soluciones ante las mismas cuestiones o premisas, estaría en el meollo del asunto. Ceroalaizquierda, interesado por la “comparación” desde hace años, está al corriente de que hay un grupo social en el que no se manifiesta este conglomerado desestabilizador que puede acabar con nuestros huesos en el sanatorio mental: la familia convencional, aludiendo con ella a la pareja con descendencia, y poniendo el acento en la descendencia. Entre los cambios y alteraciones, de todo tipo, hormonales, de carácter, etc., que produce el tener hijos, destaca la absoluta falta de capacidad para reflexionar/razonar. Instintos básicos de protección, impulsos entronizados a la categoría de virtudes y dignidades intocables y que siempre tienen como referencia a la descendencia y su cuidado, fin ultimo, justificación de toda una vida, tienen como consecuencia en muchos casos la idiotización absoluta de los progenitores, pero, en todos, su incapacidad para reflexionar. Cosa esta que para nada nos puede sorprender, pues ¿quién le puede pedir a un enamorado que razone? Nadie, si lo hiciese, qué decepción para su pareja, no estaba realmente enamorado. ¿Quién le puede pedir a un padre que razone en las primeras etapas de su adquirida nueva condición? Nadie, si lo hiciese, las dudas… y la prueba de ADN estaría a la vuelta de la esquina.

Tenemos pues la Metasolucion Pop, el antídoto anti manicomios: tener hijos. Eliminada la capacidad/tendencia a la reflexión, dormiremos mejor y disfrutaremos de la vida como dios manda. Desde luego preocuparnos por la salud mental no será para nosotros una realidad, abrumados por nuestro nuevo papel y sus ilimitadas responsabilidades, revestidos del mejor antídoto contra la indefinición y la vaguedad… Es para pensárselo, aunque hemos de tener presente que muchas familias convencionales con descendencia son lo más parecido a un manicomio que uno se pueda echar a la cara, así que ojo.

miércoles, 8 de abril de 2009

D. F. Wallace is back




Alguien en Mondadori/Debols!llo se ha colgado una medallita. Y me parece muy bien. El estruendo del nuevo milenio, DFWallace, proyectil sideral sin igual, está de vuelta. Resultaba incomprensible que parte de sus libros estuvieran ya descatalogados. Santo remedio, Wallace se suicida y ya lo tenemos en las librerías, reeditado como dios manda.

“Hablemos de langostas” ya pasó por caja. Verdaderamente espectacular…


Estos días estoy con “Algo supuestamente divertido que nunca volveré a hacer”. Y va por el mismo camino que el anterior.

Ambos son recopilaciones de “pseudo-ensayos” en los que el dominio del lenguaje, las ideas, y mil cosas más de nuestro Wallace son realmente antológicos. Este individuo se queda solo. Es un escándalo. Ahora que está de moda la vergüenza torera, es pa dejar de escribir… ya no digamos todos esos “sesudos” e “irónicos” y “punzantes” e “irreverentes” escritorzuelos cuya simpleza y pelotilleo resultan chabacanos, simples niñitos de teta, al lado de este Coloso. Qué pérdida la suya.

A pesar de estar delante de un “rara avis” descomunal, el editor, supongo que a la caza de un máximo de lectores, en las citas que adornan la edición nos habla de “una de las radiografías más irreverentes e hilarantes de la cultura americana de fin del milenio”. Os aseguro de DFWallace no se merece semejante chorrada estereotipada. Mierda de frase hecha con la que confunden a nuestro proyectil sideral con cientos de escritores advenedizos, critiquillos de pacotilla, siempre orientados al sol que más calienta, broza literaria al por mayor. Y también confunden a los lectores de dicha broza escritoril, lectores de los que, os aseguro, ninguno de ellos disfrutará de DFWallace. Si levantase la cabeza, DFWallace le daría un abrazo metafórico al insigne Dionisio Ridruejo (amén), quien convencido de que Franco ordenaría su fusilamiento tuvo las narices de espetarle: morir sí, pero por dios, no confundido con lo que se detesta (en alusión a los condenados a muerte del bando contrario con los que compartiría paredón). La mierda de frase hecha de arriba confunde a DFWallace con lo que él detestaba, osease: toda esa caterva de escritores-massmedia-politicamentecorrectillos-simpleshastalachochez que escriben “radiografías irreverentes e hilarantes de la cultura americana”. Basta con leer cualquiera de sus libros para saberlo. Es que no los podía ver delante.

La mierda de frase hecha resulta tan poco adecuada para describir lo que pretende describir que me toca las naringes. Removámosla para ver qué tipo de bazofia de masas se esconde en tamaña chorrada: “una de las radiografías más irreverentes e hilarantes de la cultura americana de fin del milenio”. Los principales elementos ambiguos/falsos/malintencionados de la chorrada están en negrita. El editor dirige su petardo básicamente a un grupo de lectores, viscerales, simples y chochos, que se comprarían el libro al leer la citada chorrada, pero que de ninguna manera se lo comprarían si en vez de poner “americana” pusiera “española” o “gallega”, por ejemplo. Estamos ante esos abundantes personajes, tarados de dirección única (one way stupid people) que confunden la “política” americana con la “cultura” americana, y, más en concreto, confunden todo lo anterior con el impresentable Mr. Matojo/Arbusto. Educados en un apestoso mundo de bandos han optado por odiar a Iñaki, digo, al Yanky, cultura incluida, sin pararse a pensar que desde niños escuchan rock & roll, pop y jazz, ven cine, beben coca cola, visten vaqueros, les gustan las mujeres neumáticas, están online, adoran el ecologismo y cierta refrescante libertad personal, el consumo y la nba etc., etc., …aman a los Simpson y a Errol Morris, el cine independiente y a Woody Allen, el movimiento hippy y el pacifista, el “make love and not war” y el verano del amor, el consumo de drogas y las guitarras eléctricas distorsionadas, el porno y el National Geographic, se les ponen los pelos como escarpias rememorando su infancia viendo a Starsky & Hutch y SWAT, a Darth Vader y Han Solo, la Casa de la Pradera y Bonanza, los cómics de la Marvel y el pop art de Warhol… en resumidas cuentas, son un puto miembro más de la cultura AMERICANA, eso que creen/dicen odiar por puro esteticismo-fashion para borregos. Pues bien, este grupo de compradores cuando lleven dos páginas leídas de DFWallace, simple y llanamente optarán por cerrar el libro. Por dos motivos: a) no entienden prácticamente nada y b) por lo poco que entienden serán capaces de deducir que DFW se está metiendo con ellos. Y llevarán razón. Se hace inevitable a estas alturas traer al ínclito Enzensberger y sus nítidas proclamas burguesas de las que ya os hablé en otra ocasión…. Lo mismo nos pasa con la cultura americana, de la que formamos parte hasta los carrillos y de la que tantos y tantos reniegan mientras cuelgan en sus paredes posters de Marilyn y Bob Dylan…

Cambiemos de tercio y centrémonos en el “irreverentes e hilarantes” del editor. Por supuesto, este comentario tiene mucho menos alcance que el anterior. Pero sigue siendo totalmente inadecuado para describir el “producto”, que no para enganchar a desorientados lectores de una sola dirección. Quién pretenda encontrar en DFWallace la hilaridad e irreverencia como hilo conductor estará en el mismo caso que el anterior: el libro no le va a gustar. Cierto que se pueden encontrar ambas cosas (o eso creo) en sus libros, pero de la misma manera que podemos encontrar una tortilla de patatas en un plato de Ferrán Adriá, ¿?. Quien pretenda ir a estos restaurantes a comerse una tortilla de patatas como las que hacían nuestras madres o abuelas, se va a llevar un susto macanudo. El mismo susto que se llevará quien pretenda encontrar en DFWallace el trillado y facilón rollo club de la comedia o Michael Moore. Os imagináis un restaurante de estos de ahora, que se parecen más a laboratorios que a cocinas, elitistas y con precios prohibitivos, anunciado como: “Una vuelta a los platos y guisos de la abuela. Raciones abundantes, Precios económicos.” Qué fiasco. Y una casa de comidas de pueblo: a ver, ¿qué che poño?, temos caldo, jiso e lamprea… non pasedes fame, oh! botádelle máis, anunciado como “platos minimalistas – zen”. Pues el paralelismo de estos pobres ejemplos con la chorrada del editor es total. Pero claro, anunciar a DFWallace como lo que realmente es: “un prodigio de la cultura americana” resultaría totalmente inapropiado en términos de mercadotecnia por estos lares.

Sería interesante saber dentro de unos meses cuántos de los compradores de un libro de DFWallace que se hayan sentido atraídos por la cuña publicitaria del editor dejaron el libro a medias. Y cuántos de esos mismos compradores (ansiosos de irreverencia e hilaridad anti cultura americana) adquirirán un segundo libro de él… muy pocos o ninguno.

Ya os anuncio que, ante lo bochornoso que resulta eso de criticar en otros lo mismo que se manifiesta en nosotros aún en mayor medida, me preparo para dedicarle una entrada a nuestra cultura (qué pedante osadía), que, a pesar de que es una camaleónica imitación del modelo imperante americano, básicamente solo es capaz de imitar lo que de vulgar, simplista y masificado caracteriza a dicho modelo, perdiéndose por el contrario lo mejor del mismo. En resumidas cuentas, lo peor del modelo americano se da aquí en mayores proporciones, tanto cualitativas como cuantitativas, que al otro lado del charco. Sin embargo, lo mejor de allá, aquí brilla por su ausencia… oxígeno, por favor.

miércoles, 1 de abril de 2009

Acertijos Pop

Estamos tras las huellas del descomunal David Foster Wallace, elegido absoluto, deslumbrante arco iris entre los pardos gatos de la noche. ¿Qué haría este profeta involuntario, galeno mayor de lo que va de S. XXI, ante una serie de síntomas como los que a continuación resumiré, y que afectan todos a un mismo personaje, llamémosle: ceroalaizquierda?

a) Apatía, inhabilidad, falta de pericia y hasta negligencia en el desempeño de lo que, tras alegres y exprimidos años de estudiante, se ha convertido en su profesión. Apasionado de lo teórico, ceroalaizquierda odia la práctica de su quehacer diario. Debido a ello, por puro afán de subsistencia, ha ido acompañando sus descarriados bandazos profesionales con otras actividades con las que mantenerse a flote. También debido a ello, se ha ido apartando de cierto “common sense”, espectro fantasmal que agarrota a compañeros y semejantes que con mayores capacidades (indiscutibles y evidentes) han sabido amoldarse/adaptarse con éxito a las mismas circunstancias.

b) Apatía, inhabilidad, falta de pericia y hasta negligencia en el desempeño de lo que, tras trompazos varios en sus inicios profesionales y ante su continua busca de alternativas, se podría haber convertido en su nueva profesión. Apasionado de lo teórico, ceroalaizquierda odia la práctica. Debido a ello, por puro afán de subsistencia, ha ido acompañando sus descarriados bandazos iniciales así como sus referidas intentonas posteriores, con otras actividades con las que mantenerse a flote. También debido a ello, se ha apartado definitivamente de cierto “common sense”, espectro fantasmal que agarrota a compañeros y semejantes que con mayores capacidades han sabido amoldarse/adaptarse con éxito a las mismas circunstancias.

c) Ceroalaizquierda agota sus posibilidades en lo que a dedicación profesional se refiere. En dicho asunto, su apatía e inhabilidad, unidas a su pasión por lo teórico, le han obligado a subsistir en un curioso equilibrio entre lo precario y lo ocioso. Tras años de bandazos ceroalaizquierda reconoce desorientado que en él no se manifiestan ambiciones laborales o profesionales, por desgracia, figuras totémicas e indicadores de la “categoría” personal de los individuos. Finalmente, ceroalaizquierda ha adquirido la condición de inútil.

d) Aunque ceroalaizquierda es un inútil, no es un ignorante. Su pasión por lo teórico se adorna a estas alturas con una desaconsejable tendencia a la reflexión, aunque esta sea perogrullesca y parvularia. Ambas abusan de su ociosidad y ante tan favorables condiciones se apropian de él y lo van convirtiendo, además de en inútil, en pedante y quisquilloso. Su apatía, tan desarrollada en ciertas facetas de su personalidad, convive con una destreza y afán que se desenvuelven abiertamente en otros campos. A diferencia del Papa, ceroalaizquierda sabe que los pájaros que tiene en la cabeza no son el espíritu santo, sino algo mucho más prosaico.

Pensándolo bien, recurrir a D. F. Wallace en estas lamentables circunstancias podría suponer para nuestro protagonista adoptar medidas de lo más drásticas. Los síntomas que lo aquejan, más comunes de lo que este inútil pedante y quisquilloso cree, pueden llevar a ceroalaizquierda a un callejón sin salida. Y sabido es que, dependiendo de la intensidad con que se vivan los callejones sin salida, el elenco de reacciones ante los mismos puede ser igual de variado y diverso, abarcando desde el estornudo hasta la decapitación.

¿En que acabará convirtiéndose ceroalaizquierda? Peor aún, ¿en que se ha convertido ya? ¿Tenemos en ciernes a un peripatético neorrural? ¿A un tronado de los que acaban cociendo pan en Agadir o en el Atlas, auto convenciéndose del gran paso que ha dado, mientras no puede vivir sin el portátil y mil pijadas más? ¿A un clásico “perjiseiro” o un no menos clásico “cagapoquito”? ¿A un potencial estilita o a un decadente y endogámico pusilánime?...

Fijaros en el patetismo caricaturesco y estereotipado de las bochornosas alternativas vitales que se abren como oscuras bocas de lobo en el horizonte más cercano de nuestro quijotesco ceroalaizquierda. Cualquier inútil en el que destaque su pasión por lo teórico, adornada por una desaconsejable tendencia a la reflexión, unido a una más que probable hambre de lectura, debe tener muy claro que antes de elegir entre un neorrural, un tronado que acaba cociendo pan en una Kasbah, un perjiseiro cagapoquito y hasta un estilita o un decadente pusilánime, es mejor pegarse un tiro en la sien. Aunque también es cierto que si ceroalaizquierda es realmente un apasionado de lo teórico, sabrá perfectamente que por definición al “horizonte” (línea que en apariencia separa el cielo de la tierra), constituido en este caso por sus alternativas vitales, “no se llega nunca”, pues a medida que nos acercamos a él, en esa misma medida, él se aleja de nosotros. Esta paradoja es pasada por alto hasta que boquiabiertos caemos en su campo de influencia. Para algunos puede ser su salvación y para otros la gota que colma el vaso. Ceroalaizquierda aún no ha decidido en que grupo alistarse, pues, con la pistola en la mano izquierda y la enciclopedia en la derecha, es un mar de dudas.
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